viernes, 25 de julio de 2014

Un reconocimiento al conductor de Tranvía

Son tiempos difíciles los que se viven en la mayoría de las empresas, pues los recortes y ajustes económicos nos alcanzan a todos y todas las trabajadoras en mayor o menor medida, dificultando nuestro buen hacer profesional en unos casos, perjudicando al cliente en el caso de empresas de servicios en otros, o poniendo en riesgo nuestra propia salud laboral por la falta de mantenimiento de los equipos a utilizar.

Hace unos días, los conductores y conductoras de Trambaix y Trambesós leíamos estupefactos una editorial de nuestro Gerente en la que en primera instancia nos reconocía el trabajo bien hecho, para mas adelante cargar contra la sensibilidad de estos trabajadores y trabajadoras delante de muchas de las situaciones que se están generando en el día a día en nuestra actividad como conductores.

No vamos a ser nosotros los que le quitemos la razón en alguna situación puntual que se pueda generar, pero tampoco va a ser el quien nos la quite cuando aseguramos que la mayoría están producidas por sobrecargas de estrés debido en muchos casos a las pésimas condiciones laborales a las que está sometido un conductor de tranvía.

Esta no es una opinión personal de UGT en Trambaix y Trambesós, sino la opinión generalizada de los conductores a través de las múltiples quejas recibidas en nuestro sindicato sobretodo en el último año y otras muchas mas que no se podrían poner aquí por falta de espacio.

Los conductores de Trambaix y Trambesós, como colectivo, están trabajando bajo estas condiciones:

  • Tienen la mayor responsabilidad de la empresa a su cargo (la seguridad de las personas)
  • Tienen el peor calendario laboral.
  • Tienen la peor conciliación de la vida familiar.
  • Tienen el peor sueldo de los trabajadores directos a la explotación.
  • Han de tomar en muchos casos importantes decisiones individualmente (marcha a la vista).
  • Soportan problemas con enclavamientos que deben solventar, llueva, nieve o haga sol que generan estrés y retrasos que impiden los escasos descansos en las terminales.
  • Una radio que no acaba de funcionar y que nos deja aislados en muchos puntos de la linea, obligándonos a utilizar el teléfono móvil con la mala imagen que ello implica.
  • Problemas continuos de semaforización que en muchos casos tardan semanas en arreglarse.
  • Cámaras de retrovisión sucias o con imagen deficiente que aprisionan a los pasajeros y encima se nos echa la culpa a los conductores.
  • Aires acondicionados de cabina con un ruido que ningún directivo estaría dispuesto a soportar en sus confortables despachos.
Y así podríamos estar enumerando indefinidamente todas y cada una de las malas condiciones que padecen los conductores de tranvía en Barcelona porque sin duda hay muchas mas.

Lo fácil es apretar a los demás para que den el 110% de si por el bien de la empresa y del servicio, pero de vez en cuando también la empresa se debe preguntar, ¿No estaremos pidiendo demasiado a cambio de muy poco y con los mínimos medios?