viernes, 7 de octubre de 2011

El sindicalismo, la última barrera.

"Somos sindicalistas".   Hoy en día no puedes decir estas palabras sin estar preparado para recibir las criticas, insultos y calumnias de una parte de la sociedad a la que el único escollo que les queda para someter al pueblo obrero son los sindicatos y su oposición al frío y despiadado sistema capitalista.

Es lamentable encender la radio o televisión y escuchar al "periodista" de turno pisotear la imagen de los sindicatos y sindicalistas, siguiendo las directrices de los grandes grupos de comunicación, insaciables en sus beneficios a costa de miles de eternos becarios y contratos basura prorrogados indefinidamente con la constante amenaza de despido si no siguen la línea editorial, realizando jornadas maratonianas interminables sin derecho a horas extras. O a esos tertulianos radiofónicos en nómina de los grandes partidos que no debaten sobre los derechos de los ciudadanos, sino que engrandecen el ego de aquellos a los que son fieles y no dudan en humillar o degradar a cualquiera que pueda suponer un estorbo para las aspiraciones de poder del partido, incluidos los sindicatos.

Por otro lado, esta sociedad apática a supuesto la sabia de la que se han alimentado las patronales para conseguir logros que ni en sus mejores sueños, envueltos en sus sábanas de seda, se hubiesen imaginado. Huelgas generales respaldadas solo por una parte de la sociedad, contra una reforma laboral que tras tener el camino despejado, a pasado a cuchillo a todas y todos los trabajadores de este pais para mayor gloria de las listas del paro.

Pero como el pasado día seis dijo un sindicalista de la UGT en una asamblea en Barcelona, soy delegado por voluntad propia y como nadie me obliga, no me quejo cuando dejo a mi familia para representar a mis compañeros, porque creo en lo que hago y tengo la total seguridad que mis compañeros también creen en el sindicalismo. Saben que es el camino, el único camino hoy en día para garantizar los derechos de los trabajadores y que como caiga el sindicalismo, tras el caerá la ilusión de millones de trabajadoras y trabajadores de este país por tener un futuro laboral digno para ellos y para sus hijos.

Compañera y compañero, no te dejes engañar. Tu conoces el camino.